Creo firmemente en las conexiones

En mi mundo, en el que yo elijo vivir se convive con la muerte, con la luna y con el sol, se trabaja cada día para vivir feliz, se vive y se muere cada día, sin culpas, sin apegos, sin cargas deterministas, en mi mundo yo soy quien quiero ser, en mi mundo, no existe el pasado, en mi mundo se teje el presente sabiendo que todo es un circulo de acción; tampoco existe el futuro porque todo es una visión.

Mi querido amigo, no ha sido fácil desprenderme de conceptos aprendidos que alteran mi esencia mas pura. En mi historia existen pasajes oscuros de perdida de control absoluto. Podría escribir cuentos sátiros de risa y burlarme de mi misma porque he aprendido a reírme de mis errores. Así es la verdad de mi vida, una constante visión futurista de libertad emocional y de comodidades materiales, casada con Dios y con el Diablo, yendo del cielo a la tierra una y otra vez para ser yo en plenitud.

Es cierto que pierdo el control cuando algo repentino sucede dejándome sin respuestas ni argumentos, es cierto que elijo olvidarme de mis expresiones negativas porque no puedo dominar el total de mis yo. ¿Es que acaso hay un limite en el número de yoes que puede sostener un cerebro humano? He pasado los últimos 16 años buscando respuestas entre la cultura de mi entorno, luchando por alcanzar un acuerdo razonable entre mis inclinaciones científicas y mi fascinación por la religión y el misticismo.

Pues no voy a dar marcha atrás, creo firmemente en las conexiones, para mi eso es amor. No consigo ser rotunda, no alego desde la certeza, confundo muchas veces mi poder de entendimiento con la manipulación de mi destino. Puedo saber a ciencia cierta, como la química pura, que cuando me enamoro pierdo el control total de mis poderes, yo puedo jurar que no te usé, que no te manipulé, que no usé ningún tipo de artilugio hacia ti; por el contrario, intenté paso a paso ser leal a mis principios, ser sincera de pensamiento, interesada sólo en compartir, y sin ninguna estrategia mental, me entregué yo en cuerpo y alma.

Me pregunto entonces ¿es un error cuidarme de mi misma? ¿es mi culpa dejar entrar a un desconocido a mi vida, porque la conexión espiritual es más fuerte que la física?

Mi recompensa, amor mío es este intercambio de ideas. De alguna forma mágica y platónica, mi teatro cartesiano ha reparado el daño que el teatro de mi vida me ha causado. He vuelto a mi mundo, aquel donde yo construyo con mis manos mi destino siempre con un final feliz.

F. G. G.

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