Alguien que consume reflexivamente
En la moda hay cabida para todos. No importa el dónde, el cómo ni el quién, todos podemos elegir nuestra manera de vestir y cómo queremos que el mundo nos vea. Por lo mismo y ya que las condiciones son claras, decidimos combinar nuestro gusto por la moda con más elementos de los que nos cuenta el sistema marketero, por ejemplo nuestra religión y cultura, lo ameno de nuestras creencias y nuestras ganas de vestirnos como deseemos.
Entiéndase como alguien que consume reflexivamente, que no es impulsivo, que se interesa por la información que hay detrás del producto, de todo tipo, desde el diseño hasta los materiales, de dónde viene, quién lo hizo…
Alguien que consume reflexivamente es alguien que ha logrado entender que no se trata de moda ni de tendencias, que el trabajo de los artistas creadores en una expresión de voluntad por hacer lo que se ama.
Es quizá dramático romper la ilusión cuando no se entiende que trabajar en la moda es un trabajo como cualquier otro, que requiere entendimiento global de una industria que se valora cada día más, pues hay cada vez mayor interés en mostrarse único, bello y dispuesto a ser la mejor expresión de uno mismo.
Es cruel imaginar que detrás de la fantasía del mundo fashion hayan profesionales que no analizan la situación desde lo alto y se encarcelan en las necesidades de sus empresas para conseguir el mejor precio por lo más parecido a lo que se conoce como mejor calidad. Específicamente cuando es descabellado el precio que pagamos por lucir “a la moda” .
La calidad entiéndase como productos hechos con “los mejores materiales” que se pudieron conseguir por el intercambio monetario que se realizó. De nada sirve andar a la moda o seguir las tendencias si estamos yendo en contra de nosotros mismos, entiéndase nosotros mismo como habitantes del planeta, comunidad, familia o grupo social. Que en calidad de seres humanos convivimos y que gracias al trabajo y al esfuerzo de quienes no tienen acceso a esa fantasía logramos la mejor calidad de vida que aspiramos tener, gracias a esos operadores detrás de la industria de la moda.
Entiéndase señores que la moda como todos los negocios tiene un objetivo: vender! vender más para que el gestor de la empresa obtenga más ganancias para contratar a más personas que invertirán más tiempo en un negocio pensado en satisfacer la necesidad de vestir. Vestir como comer puede ser un lujo, para algunos innecesario, para otros invaluable. Delicias terrenales que se asumen básicas pero que se sueñan para disfrutar de un mundo de mejor calidad.
Un caso en particular es el de Vivianne Westwood, reconocida diseñadora británica, quien le ha puesto énfasis al valor de sus creaciones, utilizando su poder de influencia para decir basta de consumir basura, cuidemos el Planeta!!!! además se ha dado el trabajo de comunicar por todos los medios que la industria de la moda también puede hacer comercio justo, upcycling e ir más despacio, digamos que ella abandera una cultura que nació siendo un género revolucionario y que ahora es tendencia mundial.
Un caso en particular es el de Vivianne Westwood, reconocida diseñadora británica, quien le ha puesto énfasis al valor de sus creaciones, utilizando su poder de influencia para decir basta de consumir basura, cuidemos el Planeta!!!! además se ha dado el trabajo de comunicar por todos los medios que la industria de la moda también puede hacer comercio justo, upcycling e ir más despacio, digamos que ella abandera una cultura que nació siendo un género revolucionario y que ahora es tendencia mundial.
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F. G. G.
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