Genio y figura… vestimenta seria.

La vestimenta personal del político va más allá de su gusto estético de la moda, y a pesar del cliché de que la moda no incomoda yo sugiero que para estos casos puntuales sea usada estratégicamente como una herramienta de comunicación. De ser auténtica y real, llevarla acorde a lo que se dice, se piensa y se hace.

Es muy probable que detrás de todas esas camisas, corbatas y trajes formales haya un personaje mucho más real y mucho menos estereotipado… Los trabajadores del Estado son nuestros representantes y por ello se deben a nuestra aprobación, por ello me surge una duda: ¿a qué le tenemos miedo nosotros los votantes/ciudadanos "miembros de una iglesia", cuando vemos a un libre pensador revolucionario acudir a una entrevista pública en su ropa de andar por la vida siendo un desconocido? 

Desde la trinchera, estoy plenamente segura que existe una contienda personal y por ello reflexiono sobre lo que sucede o no siendo los observadores. Yo me pregunto ¿al mirarnos en los demás, logramos observarnos a nosotros mismos? Porque cuando el personaje político se hace público, ser uno mismo significa ser todos al mismo tiempo, se es quién para poder encajar en una aceptación social-mediática. Entonces, ¿dónde queda la voluntad propia? pues en el corazón. 

La felicidad verdadera se aprecio como una emoción digna de sonreírse o de llorarse si así se siente. La felicidad de saberse auténtico es el primer paso para mantenerse firme en valores y en principios lo que hará más positivo el entorno en el que se vive. Entonces me pregunto nuevamente ¿por qué insiste la sociedad en limitar a nuestros funcionarios públicos a verse estrictos, rudos y distantes?

Es cierto que mantener en orden los asuntos políticos requiere de temple y una cierta fortaleza de espíritu para bandearse entre su función pública y su vida personal. Sin embargo yo que soy una rebelde de la moda y que no me canso de repetir que en la búsqueda del amor por uno mismo descubrimos nuestra más ansiada identidad personal, pongo en marcha la premisa que nuestro trabajo, a menos que seamos actores, no debería de pedirnos vestir un disfraz con el cual no nos sentimos identificados.

Los políticos deberán verse limpios siempre por fuera, yo creo que lo más importante es que se aprecien por ser limpios por dentro también. Digamos que la perspectiva también puede ser relativa.

¿qué opina usted? hablemos al respecto...

Namasté

F. G. G.

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