Conquistate


Conquista del bajo latín conquistare ("adquirir").

1.       Adquirir o ganar a fuerza de armas un Estado, una plaza, ciudad, provincia o reino.

2.       Ganar la voluntad de una persona, o traerla a su partido.

3.       Obtener algo laboriosamente, con esfuerzo.

4.       Captar el cariño de otra persona.

5.       Enamorar a alguien.


    La palabra conquista siempre me pareció bastante desagradable. Asociada a la muerte, a la apropiación indebida y a la violación. Conquistar no podía ser otra cosa sino un abuso, una manipulación, una estrategia para imponerse y luego invadir. 
En resumen, una palabra cargada en mi data cerebral con imágenes a modo comic sangriento de opresores y oprimidos enfrentándose a morir, entre armaduras y armas de guerra. 
Al escuchar a alguien utilizar la frase "voy a conquistar…" me ponía en alerta de peligro, generando un sentimiento de amenaza y una alerta defensiva... 


La armadura egoica que protege mi vulnerabilidad me ha servido de excusa perfecta para seguir buscando adrenalina en nuevas aventuras antes que conquistar algo o alguien plena y conscientemente en alma, cuerpo y corazón; tan oscuro ese lugar, como ciertos los escenarios tóxicos a los que me ha llevado la maestría de perder mi autoestima,  sabotear la imagen de mi misma, rechazar oportunidades, decirle no a la Vida, por ende a abandonar tanto proyectos como relaciones, perder mi estabilidad psicológica y familiar una y otra vez.


Ponerse la máscara del “conquistador aventurero” es en realidad no asumir la responsabilidad de las emociones y utilizar la violencia contra la esencia más pura del ser, como amar, cuidar, dar… encarnando a la vez la duda existencial del derecho a luchar por lo que uno quiere. 


El despertar a este profundo deseo de libertad me invita a gobernarme, a observar mi sistema nervioso cuando se activa repitiendo patrones de comportamiento inaceptables en mi mundo ideal.

Para ser más clara, una activación emocional de celos, envidia, orgullo, abandono, pena o culpa entra directamente en conflicto con la valorización y la dignidad de quien creo ser. Ocurre una disociación física, emocional y espiritual que no me permite acoger con astucia aquellos hoyos oscuros ni trascender la psicosis reactiva, sobre todo de ver que soy libre de salir de la prisión en la que el ego me somete cada vez que me protejo de un ataque que solo mi mente ha creado. 
Esta experiencia me ha valido tantas noches sin dormir como días sin saber quién soy o qué quiero
hacer de mi vida. Nada más difícil que la disciplina con uno mismo, anuncian los filósofos estoicos.

Desde la suprema incomodidad de ser gobernada, de ser conquistada y de reconocer que quien está negándose la posibilidad de vivir en plenitud, rechazando al otro, soy yo misma.

El Viaje Interior es un acto de humildad, un paso hacia la liberación del cuerpo del dolor asociado a una creencia destructiva. Desde mi perspectiva las luchas externas son el reflejo de cada una de las conquistas internas que todavía sigo batallando, lo que me lleva a asumir que tengo la responsabilidad de conquistarme. Conquistar a mi peor enemigo, yo misma.






“Conquistar” desde esta perspectiva de la superación personal, tiene más que ver con la confianza. Sin fianza y en libertad. No me importa más identificarme en el espejo con los ojos rojos y decirme en vano que todo va a estar bien, que soy fuerte y que puedo con todo, si no puedo ni conmigo misma. Ahora estoy de acuerdo con perder, estoy de acuerdo con sufrir, poniendo en jaque mate al rey para que no tenga más salida, pues es necesario atravesar este umbral mortal que me llevará a la luz de un nuevo amanecer, a una nueva dimensión del territorio conquistado, el high way hacia la paz espiritual.


Renunciar a mi necesidad de reconocimiento social ha sido un viaje iniciático tan incómodo como doloroso, a su vez el más trascendental de mi vida. Conquistada andaba yo por un ideal egoico de amor incondicional y por los beneficios espirituales de la práctica del desapego a lo material. 

¡He estado rota de tantas maneras ! que pude ver los pedazos de mi que no tenían más lugar en mi reconstrucción. Toca renacer en vida, y volver a armarse de valor. Batallar mental y físicamente sobre algo que causa sufrimiento (pasado/presente/futuro) no aporta valor, solo te destruye, si te bates por un sufrimiento del futuro , él viene a ti. Entonces sufres dos, tres, cuatro y todas las veces que te pones en piloto automático dándote palo con el solo hecho de imaginarte que lo que te cuentas es cierto. Tener miedo a sufrir es encarnar más sufrimiento. 


¿Para qué prepararse para lo peor? si en nuestro planeta el sufrimiento forma parte de nuestro mundo. No hay un nivel de dinero, ni de propiedades, de amor o de poder que puedan evitar una llamada de teléfono de un familiar diciendo que un ser querido ha muerto, hay que vivir con la idea de que el sufrimiento puede presentarse. 

Yo creo que cuando el alma recupera su conciencia, el cuerpo comienza a integrar todas las partes rotas y el corazón recuerda sus cualidades originales: el amor, la paz, la sabiduría, la felicidad y la claridad. En una forma sutil como divina la energía de la pasión se vuelve una amiga, luego una maestra y de pronto un día la ves como guía… la oscuridad ha sido una iniciación para encontrar la luz innata. 

No tengo más miedo al sufrimiento, las armaduras no me sirven más, he encontrado mi fuerza atravesando el sufrimiento en el momento presente. 

Yo me atrevo a sentir el caos, la confusión y la violencia como el resultado de la inseguridad y la desconfianza intrínseca de una lucha armada entre el amor y el miedo, entre lo bueno y lo tóxico, entre lo nuevo y lo viejo, entre lo correcto o lo no aceptado socialmente. 


Integrada la teoría no queda más que pasar a la acción, a la verdadera trascendencia, aquella en donde la energía de la conquista puede transmutar en plenitud y vivir desde la esencia pacífica de nuestro propio Ser. 


Entonces vuelvo y me miro al espejo me regalo compasión, paz, luz, humanidad, y sobre todo me acepto como soy, sin convenciones y sin martirios. Me perdono la repetición, perdono la repetición de mis hermanos y de la Tierra. Y suelto, paso a la concentración, a lo esencial, a lo verdadero, soy un alma, como lo son todos. Veo en lo profundo de mi alma la liberación del rehén del rencor y me permito la reconciliación. El desorden genético nos ha hecho evolucionar, volviéndonos cada vez más humanos, menos dioses, más sensibles, menos asesinos. 



Nuestra esencia pura, condicionada por la experiencia, está más que protegida por corazas impenetrables, pero cuando soy capaz de callarme internamente, capaz de guardar silencio, capaz de renunciar a mis necesidades es el regalo de amor más generoso que me hago a misma. Sin embargo, cuando dejo expresarse con furia mis desilusiones y frustraciones luego siento que he cometido un crimen, que he sido conquistada por la confusión, la tristeza o angustia y la sensación de perdida me deja sangrando el corazón. 


Entonces ¿cuál es el camino? Ese que te da alivio.  

¡¡¡Vivir en paz es conquistar la Paz interior!!! 


Los beneficios del despertar de la consciencia y la conquista de uno mismo son emocionales, intelectuales y espirituales. Esto nos ayuda a desarrollar una mayor comprensión de nosotros mismos y de los demás. También nos ayuda a encontrar un sentido de propósito y dirección en nuestras vidas. Esto puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad y aumentar nuestra felicidad y satisfacción en la vida. A través de la conquista de uno mismo, podemos aprender a amarnos y a ver sinceramente como somos para evitar herirnos y herir a los otros. Esto nos ayuda a vivir desde la gratitud y crear en favor de la vida. Este viaje de autodescubrimiento nos permite ver el mundo con una nueva perspectiva y experimentar una profunda sensación de calma, paz y bienestar. 

Conquistar a otros puede ser increíble, sexy y satisfactorio, creerse dioses y manipular la realidad es tan atractivo como sentirse enamorados, al inicio de la aventura genera mucho placer, pero como una droga dura destruye el autoestima, el amor propio y daña el alma. 

Sin embargo, la conquista de uno mismo significa comprender quiénes somos y desarrollar una fuerza interior que nos permita manifestar nuestras fortalezas y enfrentar nuestras debilidades. Esto nos ayuda a crecer como personas adultas, siendo conscientes de la consecuencia de nuestros actos y a expandir nuestras habilidades. La consciencia y la aceptación de nosotros mismos nos permiten alcanzar nuevas alturas, salir de las tinieblas del ego incluso cuando las circunstancias son difíciles.


Quienes en la búsqueda de su identidad y de su lugar en el mundo, pasen por “batallas” existenciales, tengo para dar estas palabras de aliento y de motivación: ¡Conquistémonos! con alegría, paciencia y buen humor, con sonrisas gratuitas y por qué no? con lágrimas de amor, de aquellas que solo cumplen el rol de abrir puertas, cruzar fronteras, quitar máscaras y sanar el corazón. 

Conquistemos el terreno donde está bueno no decir más nada, entrar en silencio, dejar de querer, cambiar de opinión y volver a comenzar de nuevo desde el amor.


Gracias gracias gracias .

Con mucho amor y respeto 

Fiorella



 


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